RIO DUEÑAS

El río Dueñas, desde su nacimiento en los altos de Bioba (Lois),  hasta su encuentro con el Asture, ahora Esla, - el río grande de la montaña - en las campas de la Vegalión (Las Salas), conforma y da personalidad al valle que recorre.

Un valle importante en la montaña. Pocos valles dan  vida, entre peñas, a cinco pueblos aún abiertos: Lois, Ciguera, Salamón, Valbuena y Las Salas, y en tiempos pasados a otros asentamientos, hoy día extintos, como: los Castros, los Casares, el Villar, la Vegalión, Roblo y, sin duda, otros olvidados pero no para siempre. Seamos optimistas.

El Dueñas, es como es y no de otra forma, debido a la  multitud de aportaciones, casi anónimas, que recibe de las distintas fuentes de su territorio, o lo que es lo mismo de las fuentes y regueros del  valle.

Pero el río no es solo una cosa, una idea, un concepto, un ente abstracto. Nada más lejos de la realidad: es la propia naturaleza viva y activa. Hoy, en el día a día, también ayer, en el pasado y quiera Dios que mañana, en el futuro.

El río es uno y a la vez diverso, elaborado como un puzzle: fuente a fuente, reguero a reguero, cañada a cañada.

El río conforma al valle y, recíprocamente, el valle al río. Para los matemáticos, es una relación biunívoca, Para los biólogos, una simbiosis de roca, pastizal, lodo, nieve y agua. Para la gente de la montaña es el río Dueñas.

El río une y encadena; comunica las colladas con las vaguadas,  atraviesa los escobios, abre los caminos. Nadie discute que muy poco se ha hecho sin la ayuda del río.

El río, en definitiva, personaliza al valle: lo hace único y especial.

Y esto es una verdad como un templo. Aunque en la montaña es suficiente con que lo sea como una ermita. La de Roblo, por ejemplo.

Si a la tierra alguna vez se la compara con la Madre, el río, sin duda, es el Padre. Sí, con mayúsculas. Si la tierra da fertilidad a la simiente, el río se la da a la tierra. Es un ciclo vital.

Nadie que se haya aventurado por el camino de Las Salas a Lois, o de Lois a Las Salas - o mejor aún, por el camino de los ríos - ha podido hacerlo indiferente a su presencia. Es imposible.

Pero aún siendo impresionante, bullicioso y fuerte; también puede flaquear. No esta vacunado contra las infecciones. Y aquí si que debemos mojarnos todos, hasta el cuello.

Porque, cuando se daña al río se castiga al valle y cuando se castiga al valle nos resentimos todos. Así de cierto y simple.

Porque, cuando las depuradoras no funcionan: lo paga el río, es mortal para las truchas, sufrimos todos.

Porque, cuando las truchas no dan espectáculo al curioso, es que el río esta enfermo: lo paga el valle, perdemos nosotros y no creo que ganen las moscas.

Porque, cuando el río esta sucio, enmarañado y obstruido: lo paga el  camino y los caminantes; nosotros y los que nos visitan.

Porque cuando los pontones ancestrales se caen y no se reponen: los reclama el paisaje, el río, las truchas, las merinas, los pastores,    y nosotros.

Y así vamos perdiendo nuestra memoria colectiva y ganamos nuestra decadencia. Que es una forma de ganar pérdidas.  

Porque, cuando dejamos que la energía del río no se aproveche, él mismo se avergüenza, junto con el espíritu de los paisanos antiguos y nos quedamos con cara de lelos: lo que somos.

No he pedido permiso a las truchas, ni a los puentes, ni a los rebecos, para decir estas cosas, lo que puede ser una desvergüenza y falta de consideración por mi parte.

No he hablado con las Juntas Vecinales, porque me parece obvia la responsabilidad de las mismas.

No he hablado con los molinos - varios, numerosos - hoy día sin voz, arruinados: me han dado pena.

No he pedido opinión a los corzos, ni a los lobos, quizás por ser gentes de distintos pareceres, a veces encontrados y de pocas palabras. 

Si he querido interrogar a las aguas que van y van y van, pero no he encontrado interlocutor acreditado: tienen prisa, están cumpliendo su ciclo.

He intentado conversar con los vientos, pero me han dicho que no fuman y que arrecia el cierzo.

Y con el fuego, pero no ha sido buena idea.

Y con la tierra, pero no esta receptiva desde que talamos los chopos que la sujetan.

Y con la ermita de Roblo, que tiene experiencia pues ya pasó el río, pero lo deja en nuestras manos, porque bien mirado es cosa nuestra.

Creo que - a falta de otra razón más convincente - habrá que echarle la culpa a la globalización. A algo ajeno y alejado - cuanto más mejor - porque así tenemos coartada y no nos daremos por aludidos.

En cambio, si he deseado - y de todo corazón -  decir a todos los que, sin duda, amamos este valle y queremos este río: que afirmo y creo - como una revelación - y, además, comprendo, que se trata de nuestra tarea: propia e intransferible.

Pues nadie esta más llamado y acreditado que nosotros para cuidar, mejorar y transmitir esta herencia que hemos recibido en el paso de las generaciones: el río, el valle y los pueblos.

Espero y deseo, que tengamos la necesaria inspiración - para que no nos falte la voluntad y el acierto - y entre todos, conseguir que el río Dueñas y su valle sean unos valores arraigados, unos valores en alza, unos valores que reviertan riqueza, de todo tipo, a quienes los hereden.

Solo eso. Ni más ni menos.

 

Un saludo, Luis.

 

Razones del escrito sobre el Río Dueñas:

 

a) Concienciar que el valle es único, de todos,  aunque existan cinco pueblos, cinco Juntas Vecinales.

Tratar de conseguir trabajar juntos en aquello que es común: que es mucho.

Creo que coincide con el objetivo principal de la Asociación  Cultural y Deportiva del Río Dueñas.

 

b) Denunciar el abandono de algunos aspectos que atañen al río y al valle, y que deberían ser cosa de todos. Por ejemplo: las depuradoras no funcionan y no se sabe quien es el responsable de su funcionamiento. Si la Mancomunidad de Riaño, si el Ayuntamiento, etc. total: terreno de nadie, donde nadie sabe nada.

 

c) El río esta cada vez mas enmarañado. Necesita una limpieza. No digo arrancar todo, porque perjudicaría a las truchas, pero si adecentarlo. A veces hay problemas con la visibilidad para los vehículos.

 

d) Las truchas son pocas; algunas se ven, pero pocas. No tiene nada que ver con el pasado que todos conocemos. Necesitamos saber que pasa. ¿Esta el río contaminado? ¿Qué ocurre? ¿Es el abono? ¿Son los detergentes? ¿Qué pasa?

 

e) Los pontones ancestrales se están cayendo.

En Salamón hace años que no hay puente en el paraje Val de Domingo (o algo parecido). En Ciguera están en mal estado los dos existentes: el del Valle y el de las Ovejas.

De los otros pueblos no conozco.

Sin embargo creo que tienen gran importancia en el aspecto turístico. (Rutas alternativas de senderismo, fotografía, etc.)

Creo que habría que investigar si los hubo en otros parajes y tratar de reconstruirlos. No solamente los que están sobre el Dueñas sino los que pudieron existir sobre arroyos.

(En Lois personalmente conozco dos y seguro que hay más).

 

f) El río es fuente de energía que estamos desaprovechando. A lo largo de su recorrido existieron varios molinos que hoy día están arruinados. ¿No se puede instalar minicentrales, compatibles con el medio ambiente? Este tema que puede generar dinero para los pueblos debería estudiarse y llegar a una conclusión.

Y no me cabe la menor duda de que existen más razones. Que cada cual, las tiene muy bien apuntadas en su mente y en su corazón.

 

Un saludo, Luis. 

Luis Manuel Eguía

La Voz de Salamón Nº 12. Año 2005.